1 feb 2011

En Honor a su Nombre - 2ª Parte

Ayer, el pico Torrecilla se situaba 1920 metros por encima del nivel del mar. Sí, sí, habéis leído bien: de hecho, lleva una semana así. Y no ha sido un estirón de un metro en plena pubertad, más bien ha sido un cambio de piel; un cambio de look a lo retro. La Sierra de las Nieves lleva una semana vestida a lo antigua, y nosotros no estamos acostumbrados a ello. Pero, contrariamente a lo que ocurre en la actualidad con las personas, vestir a lo antiguo, para la Sierra de las Nieves, es todo un orgullo; y no habrá nadie que discuta lo bien que le sienta el traje y que está muy guapa con este look.


Seguro, querido lector, que ya sabes que el traje al que me refiero es la nieve y, ¡qué curioso!; a pesar de que a él debe su nombre, cada vez se lo pone menos. La causa no es que ella no quiera, sino que no la dejan, y todo parece indicar que se van a ir reduciendo progresivamente las apariciones de la sierra vestida de blanco.

Cuando se pone esta prenda, la gente llega en masa a contemplarla y a disfrutar de ella (otro día con más tiempo, podremos discutir sobre sus ventajas e inconvenientes) y yo, lógicamente, no iba a ser menos. Si el lunes pasado estaba solo junto a mi hermano Ángel; este domingo la sierra se encontraba abarrotada, sobre todo por la parte de Ronda por donde accedí junto con Ali.




Me da casi verguenza decir que desde pequeño no subía por la cañada del Cuerno, pero es así. No recordaba gran cosa de ella, por lo que pude contemplar toda su belleza como si fuera la primera vez. Se encontraba vestida de blanca y verde, como Andalucía, pues sólo la parte superior estaba cubierta de nieve. Las primeras manchas blancas parecían polvo esparcido levemente por los troncos caídos y algunas piedras. A medida que subíamos, la cañada iba ganando en atractivo, no solo por el aumento de nieve, sino también por la abundancia y la grandeza de sus pinsapos, centenarios muchos de ellos. Así, poco a poco, llegamos hasta el puerto de los Pilones, disfrutando mucho del recorrido.





Dice el refranero que la montaña es traicionera y que el tiempo arriba cambia rápido y con mucha facilidad. Cierto es y a las pruebas me remito.Nada más llegar al puerto de los Pilones nos empujaba un viento fuerte del sureste. El viento a 0ºC y en la nieve, produce un frío que pela! Sin embargo, no pasaron 5 minutos cuando paró de repente y se distinguió en el cielo azul un Sol brillante. De hecho, acabamos el día los dos con las caras quemadas por el reflejo del Sol en la nieve. La ausencia de bruma en la costa, un suceso poco común, dejaba ver claramente toda su silueta: el peñón de Gibraltar, la bahía de Algeciras e incluso África con sus primeras montañas cercanas al mar. Desde entonces también tendríamos ante nuestros ojos al omnipresente Torrecilla.







Los quejigos, vestidos de blanco, van de gala. No hay otro árbol más bonito tapizado con este color. En invierno, los pobres se encuentran desnudos ante las adversidades y de esta forma, consiguen disimular su aspecto fantasmal. Es una verdadera pena que lo que les hace más bello, pueda a la vez matarlos lentamente. El peso de la nieve hace que sus ramas pesen demasiado y sus frágiles troncos no puedan resistir año tras año. El paisaje se encontraba inundado de ramas caídas como si una horda de orcos hubiera pasado por allí. Poco a poco, año tras año, la nieve va dejando a estos valientes árboles con la única figura de su ancho pero fino tronco, "matándolos" de forma sutil. Es algo que desconocía, que ayer aprendí y ya nunca olvidaré.


 



Continuando por la meseta de los quejigales, nos encontramos con un nevero restaurado, de nuevo otro recuerdo de tiempos pasados. Yo lo considero un lugar para la reflexión, para que los visitantes puedan observar durante un momento la transformación en su forma de vida en tan solo cien años. Los centenarios quejigos de alrededor han contemplado, desde sus pedestales de roca caliza, el cambio de los hombres que han pasado por allí. Aquellos que han transformado su burra, su talega y su cantimplora por los crampones, la mochila Quechua y la botella de Aquarius. Sin embargo, muchos pasan de largo sin ni siquiera mirar el nevero, que tiempo atrás mantenía durante meses bajo sus paredes, lo que ahora sólo aparece en la sierra durante algunos días del año: la nieve.



Aunque al principio, Ali y yo, sólo íbamos para dar una vuelta por la nieve (de las suyas, no de las mías, jeje), al final terminamos subiendo al Torrecilla. El buen tiempo y la nieve, hacía de ayer un día único para hacerlo. De hecho yo nunca había subido con tanta. El grosor en muchos sitios superaba el metro. La verea estaba bastante pisada ya y la nieve estaba compactada en su mayor parte. Pero en cuanto te salías de ella podías enterrarte en nieve hasta la cintura. O eso, o caerte, porque la helada de la noche convirtió los primeros 20 centímetros en hielo; y era muy peligroso.




La ocasión también era propicia para ver de blanco las entradas de sima Honda y sima Gesm. Estas son sus figuras:















También, de casualidad, creo que topé con la sima de la Luz. Yo no sabía exactamente donde se encontraba y...casi me caigo en ella!!! Resultaba muy raro ver un agujero tan profundo entre tanta nieve, y allí que fui a meter el "hocico". La sima de la Luz, comunica directamente con sima Gesm, dándole a ésta unos metros más de altura, por si fueran pocos los que ya tenía...







Proseguimos con la marcha hacia el pilar de Tolox. Con el mediodía llegaba más y más gente que nos adelantaba mientras veíamos las simas. La subida hacia el Torrecilla era la Calle Larios. El camino, subiendo a la cima, se encontraba escalonado por los pasos de los caminantes. Desde lejos, el sendero se dibujaba con decenas de "hormiguitas" recorriéndolo. Sus zig-zags se distinguían mejor que nunca en la ladera blanca, por entre quejigos y pinsapos. Las sabinas y enebros rastreros se encontraban sumergidos bajo una capa de hielo y nieve de más de un metro de espesor.



























La ascensión cuesta trabajo, pero la recompensa es sobrada:
- Al norte: el peñón de los Enamorados, los pantanos del Guadalhorce, sierra Cabrilla y sierra Prieta y Yunquera.
- Al este: sierra Nevada, la Maroma, Málaga y su bahía y el valle del Guadalhorce.
- Al sur: Marbella y el mar, el picho de la Concha y Estepona.
- Al oeste: el peñón de Gibraltar, la costa de Cádiz y de África y las sierras de Ronda, Gazalema y los Arcornocales.

El esfuerzo ha merecido la pena.



El monolito construido en la cima se encontraba totalmente sepultado por la nieve, al igual que la pared que hay a su lado. Tras 5 minutos allí, hay que volver a bajar porque el frío te congela los miembros. El descenso es muy duro porque el hielo lo hace peligroso y hay que caminar con cuidado. La vuelta atrás se hace un poco tediosa si ya llevas muchas horas pateando la nieve porque te encuentras cansado. Aún dio lugar a que el tiempo se complicara de nuevo y viéramos el aspecto fantasmal de los quejigos; los mismos que antes brillaban bajo la luz del Sol.


Llegando al puerto de los Pilones nuevamente, decidimos bajar hasta el coche por el carril. La nieve iba desapareciendo poco a poco a nuestro alrededor; los pinsapos centenarios otra vez nos rodeaban, aunque en menos cantidad que por la cañada. El cambio en el tiempo provocó que volviera a nevar sobre la sierra de las Nieves, mientras los senderistas iban recogiendo los bártulos para regresar a sus casas. Todos sabíamos que hemos tenido suerte, pues quizás la semana que viene la sierra vuelva a cambiar este maravilloso traje blanco por su vestimenta habitual: el verde de sus bosques, el gris de su roca caliza y el marrón de su tierra.




3 comentarios:

  1. te deberían dar un premio en tú pueblo por la propaganda tan buena que le haces...., de verdad, un pasote de bonito el blog, y el Torrecilla espectacular, como siempre...
    pd: veo que también te queda corto de mangas la última sudadera de los 101.... jejeje

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  2. Gracias Manolo, yo me conformo con que gente como tu disfrute leyendo esto.

    PD: la sudadera hay que ponérsela aunque uno pase frío en las muñecas!!! jejeje

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  3. Señor de las nieves deberían de llamarte.. ;)
    si señor la sierra lleva una semana y lo que le queda preciosa... doy fe de ello. puesto que el sabado hice el mismo recorrido k tu!
    Buen trabajo como redactor..jeje

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